Por Doroteo Tobar
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Después de la comunicación de la estrategia que implementará el Ministerio de Educación para finalizar el ciclo escolar 2020, se confirma la poca credibilidad que la cartera educativa tiene del trabajo de los docentes del sector oficial.
De acuerdo a lo que se dijo, el ciclo finalizará en la modalidad a distancia, como mediada para proteger a los estudiantes del coronavirus, una noticia que se sabía desde hace ya muchos días, pero prefirieron aplazar.
Entre los establecimientos del sector privado y público hay un mes de diferencia para el cierre de las actividades, ¿a qué se debe la diferencia y por qué no finaliza el mismo día?
Según ha indicado la Ministra de Educación Claudia Ruiz, se debe a algunas complicaciones que los maestros presentaron para adaptarse a la nueva modalidad de educación y esto generó atrasos en los contenidos de un mes, pero surge la duda entonces, ¿será que el personal no está comprometido a desempeñar sus funciones? y si es así ¿cómo es que se siguen tolerando estas negligencias en el sistema educativo del país?
Sin embargo, también estoy consciente del trabajo que muchos docentes realicen en las escuelas, pero en ocasiones son los mismos funcionarios que vuelven pasivos y apáticos al magisterio, lo que retrasa aún más la calidad de educación que se recibe en el sector público.
Para lograr una verdadera reforma en la educación del país, se debe nivelar las funciones del docente del sector público y privado, las exigencias deberían ser aún mayor en el sector público, que es en donde existe mayor cantidad de matriculados.
Hasta que exista esta nivelación, o incluso se supere las exigencias del personal del Estado, solo entonces, Guatemala empezará a caminar directo a la verdadera transformación y calidad escolar.
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