Verónica Escobar
Carné #201703922
Durante los últimos días se han presentado una serie de eventos que dejan un desconcierto en los guatemaltecos, sin explicación alguna una serie de secuestros y asesinatos tiene confusa a la población, al principio parecía ser un problema local en Zacapa, con el secuestro y femicidio de dos mujeres, sin embargo a los pocos días se conoció del secuestro de una niña de 14 años que fue extraída con lujo de fuerza de su casa en Jalapa.
El último incidente de esta índole se presentó en Sololá, cuando una turba ataco a dos hombres que aparentemente llevaban secuestrada a una menor, quienes aparentemente eran provenientes del municipio de Villa Nueva, lugar donde también se ha presentado el secuestro de una joven de 20 años.
Lo que más alarma es que las autoridades indican que no está pasando nada, incluso afirman que las estadísticas han bajado en relación al año 2019, pero, ¿qué es lo que realmente está pasando en Guatemala? A raíz de la pandemia provocada por el Covid-19 el país estuvo parcialmente cerrado durante varios meses, muchas de las posibles víctimas estuvieron en la seguridad de sus hogares, pero con la reapertura del país, la mayoría ha vuelto a sus lugares de trabajo y eso ha provocado que los secuestros se den con poco tiempo entre uno y otro, provocando una ola de pánico en la sociedad.
Pero ¿qué es de las víctimas que aún no son localizadas, de aquellas por las que nunca se ha pedido rescate, esas que no se logra explicar que sucedió con ellas? Parece que la tierra se los ha tragado, no hay ni siquiera indicios de que pudo pasar con estas víctimas, que actualmente son una carpeta más en el escritorio de un agente de policía que no tiene ni idea por dónde empezar a buscar.
¿Y si realmente nos estamos enfrentando a algo más grande? Una de las teorías que últimamente ronda las redes sociales es que estas personas que han sido desaparecidas pueden ser víctimas de una red de tráfico de órganos. ¿Pero cómo puede eso ser posible? Las victimas que últimamente han desaparecido y no se tiene indicios de su paradero cumplen con el mismo perfil, son personas jóvenes, niños y ninguno presenta problemas evidentes de salud, además de pertenecer a familias de clase media-baja y baja.
Puede que solo sea una creciente en la ola de violencia que atraviesa el país, o puede que esta idea no esté tan errada y Guatemala este siendo utilizada para como un campo de cultivo de órganos que sean vendidos al mejor postor.
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