La verdad del colapso en el sistema de salud
Desde el 13 de marzo Guatemala se encuentra en alerta, esto debido a la pandemia de COVID-19 que está atacando a millones de personas alrededor del mundo; actualmente en el país hay más de 66,941 casos registrados, lo cual llevo al sistema de salud pública a un colapso en las áreas de atención que están asignadas a pacientes afectados por coronavirus. Aunque al inicio se dijo por parte de las autoridades del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social que los hospitales nacionales no serían destinados para la atención de pacientes de COVID-19 esto fue inevitable debido al rápido aumento de casos.
El hospital General San Juan de Dios no estaba preparado para la atención de pacientes de coronavirus, Claudia Azurdía secretaria de jefatura del departamento de radiología e imágenes diagnósticas indico que no contaban con equipo de protección adecuado para que el personal tuviera contacto con pacientes infectados. Además recalco que las medidas de prevención que se habían tomado inicialmente eran las mínimas, tomando en cuenta que el hospital seguiría trabajando de manera regular.
Una fuente de hospital San Juan de Dios comento que no fueron capacitados en el manejo de pacientes de COVID; “lo primero que hicieron fue trasladar la emergencia a lo que era consulta externa y dejaron el área de emergencia de adultos para atender a los pacientes que llegaban por COVID”, además agrego que durante el colapso del hospital se le dio alta médica a la mayoría de los pacientes que se encontraban internados y los que aun necesitaban atención fueron remitidos a otros centros asistenciales para dar prioridad a los pacientes de COVID. Al momento del colapso se cambiaron todos los turno y se asignaron grupos para de esta manera evitar la aglomeración dentro de las instalaciones del hospital pero eso afecto en gran manera, debido a la falta de personal disponible por turno la carga de trabajo es el triple indicó la fuente.
El hospital Roosevelt tampoco fue la excepción al colapso del sistema de salud, quienes tuvieron que implementar carpas en las afueras del centro asistencial para poder brindarles atención a los pacientes de COVID que llegaran ha dicho nosocomio. Jaqueline Hurtado, enfermera del área de nefrología comento “estamos trabajando con menos de la mitad de personal por turno y eso nos complica mucho, sin embargo hemos logrado mantener el control en todas las áreas”.
La capacidad de atención en ambos centros asistenciales está muy limitada ya que los insumos necesarios no son suficientes para cubrir la demanda que se presenta, en el Hospital San Juan de Dios no cuentan con oxígeno y la cantidad de ventiladores automáticos es menor a los 25, mientras que en el hospital Roosevelt no cuentan con insumos básicos para suministrar los medicamentos. Y aunque la cantidad de casos en emergencia han bajado eso no ha significado un respiro para el personal médico ya que gran parte se encuentra aún internados.
Las autoridades se muestran optimistas antes esta situación aunque al personal médico no se le apoye directamente, ya que un 25% del personal del hospital San Juan de Dios ha resultado positivo al virus, y la atención médica a este sector de la población es muy baja. La salud mental de los médicos ha sido totalmente olvidada, nuestra fuente del hospital San Juan de Dios no indico que al principio de la emergencia existió psicosis entre el personal de dicho nosocomio, lo cual ahora se ve reflejado en cuadros de ansiedad y depresión entre los trabajadores.
Por. Verónica Escobar
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